Sin embargo, puede ser bastante difícil comenzar a hacer una planificación de comidas sin saber por dónde empezar. Lo sabemos. Muchas personas escogen una comida de forma espontánea, y tú puedes ser una de ellas. Pero esta elección espontánea puede dejarte con hambre y, es más, puede hacerte perder el tiempo haciendo cola a última hora en el supermercado o mirando el fondo de una bolsa de patatas fritas vacía. ¿A que esto no pinta tan bien? Sabemos tu respuesta: No, gracias. Será mejor que me ponga a hacer ese plan de comidas después de todo.
La buena noticia es que puedes llevarlo a cabo si comienzas poco a poco. Así es como puedes dar tus primeros pasos a la hora de estructurar y elegir platos saludables de forma consistente.
Queda un día con tu planning de comidas
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Date 30 minutos para organizar el plan de la semana.
- Piensa cuándo puedes hacer tus compras (trata de mantener el mismo horario cada semana).
- ¿Puedes cocinar en tandas para varios días? Reserva entre 1 hora y media y 2 horas a la semana para cocinar tus platos con antelación. Puede parecer mucho, pero si piensas en lo que implica cocinar de 45 a 60 minutos cada noche, sin olvidarte de lavar todos platos después...
- ¿Calentar platos precocinados? Ya no. Es mejor alimentarte con recetas fáciles y rápidas y tener tiempo suficiente para cocinar cada noche.
Ahora que ya sabes, planifica tus comidas. Advertencia: no hagas esto con hambre... Te lo dice alguien que, más de una vez, ha terminado arrasando la despensa.
Hazlo fácil. Comienza planificando las cenas para toda la semana. Elige de 4 a 5 recetas fáciles y saludables y asegúrate de cocinar suficientes raciones para comerte las sobras al día siguiente. Y ya tendrás las comidas apañadas. ¡Pan comido!
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Haz tu primer plan de comidas
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Coge una hoja de papel y escribe en ella los días de la semana.
- Consulta tu agenda. ¿Qué tienes esos días?
- Marca los días en que será más difícil cocinar con una pequeña "X" en la esquina (puedes omitir este paso si vas a cocinar en tandas).
- Comprueba lo que tienes en tu despensa, el frigorífico y el congelador.
- Intenta que los desayunos sean lo más sencillos posible. Recuerda, la mayoría de las personas comen las mismas dos o tres cosas para desayunar.
- Elige cenas fáciles y saludables.
- Prepara suficientes raciones de tus cenas para que te sobre y puedas usarlo para la comida del día siguiente.
- En una hoja diferente, haz una lista con los artículos que necesitarías para cocinar esos platos.
¿Sientes que estás perdiendo en vez ahorrar por seguir este plan de comidas? Qué va.
El plan que hagas está ahí para ayudarte. No tienes que seguirlo a pies juntillas, recuerda. Eso sí, te guiará cuando no puedas pensar con claridad y necesites ayuda sobre qué comer y/o cocinar. Un truco para no agobiarte es escribirlo a lápiz y darte así la oportunidad de borrar o modificar el plan a medida que cambie tu día a día. Y si cocina más de una persona en tu casa, valora dividir el trabajo para que todo el mundo disponga de un poco más de flexibilidad y tiempo, y arreglado.
